El Alzheimer pasó desapercibido por más de 50 años en la comunidad social y científica, pues se suponía que el comportamiento confuso en términos comunicativos de las personas, se debía a su avanzada edad.
A principios del siglo pasado, el neurólogo Alois Alzheimer reportó a una paciente de 51 años, con síntomas de pérdida de memoria que avanza rápidamente y sin control.
Desde ese entonces, las investigaciones comenzaron a informar que existían fragmentos y fibras anormales en el cerebro de los pacientes que impedían u obstruían progresivamente el área cognitiva de la memoria, personalidad, lenguaje y comportamientos.
En la década del 60 del siglo pasado, este grupo de síntomas fue reconocido formalmente como enfermedad de Alzheimer. Y se le declaraba al paciente como causa de su muerte, después de realizar autopsias.
Solo en el año 2002, se pudo detectar la enfermedad en pacientes vivos, a través de tomografías, y se demostró que la formación de placas y ovillos que se adhieren a las neuronas, se forman muchos años antes de comenzar a manifestar síntomas de demencia senil.
Los tratamientos utilizados hasta ahora, han proporcionado alivio a los pacientes, sin embargo, cuándo habrá una cura para el Alzheimer definitivo está por verse.
Los síntomas iniciales del Alzheimer como el olvido de palabras y nombre de objetos, se mantienen. Sin embargo, las investigaciones avanzan con nuevos e ingeniosos experimentos contra el Alzheimer.
Y los nuevos planteamientos científicos se preguntan:
Además de las tesis expuestas, se viene experimentando utilizar el ultrasonido para invadir el cerebro y tratar las placas y ovillos causantes de la mencionada enfermedad. De igual forma, como tratamiento también se está indicando la estimulación de las ondas cerebrales gamma.
El escaneo del ojo, es otra de las nuevas alternativas que se estudian para detectar y curar el Alzheimer. La sinapsis neuronal, también arroja un camino esperanzador para aliviar esta enfermedad.
Conozcamos más acerca de ellos:
Al cerebro lo recubre una capa impermeable que asegura su encapsulamiento, evitando el ingreso de impurezas o toxinas al cerebro.
No obstante, con la ultrasonografía se pretende atravesar esta barrera para estimular el sistema inmune y dispersar las placas y ovillos que obstaculizan la emisión y recepción de información entre neuronas.
El bombardeo de luces y sonidos captados por el cerebro, estimularán las ondas Gamma, las cuales son reconocidas por su capacidad de potenciar el aprendizaje, y reducir los niveles de placa tau y amiloides.
El empeño de la ciencia radica principalmente en detectar la enfermedad del Alzheimer en fase temprana, en la cual, se podrían implementar con mayor éxito los fármacos. En este orden, las pruebas indican que el escaneo del ojo puede indicar el nivel de respuesta de las neuronas ante los estímulos.
El examen revisa la retina y el nervio óptico en conjunto; midiéndose su capacidad de respuesta inmediata y con ello poder determinar en fase muy temprana la enfermedad del Alzheimer.
La sinapsis, es la conexión entre neuronas para transmitir información, y su capacidad se evalúa a través de la medición de la "glicoproteína de la vesícula sináptica". Si los resultados arrojan desniveles importantes en esta proteína, es indicativo de que algo está obstruyendo la fluidez de los mensajes neuronales".
Desde el descubrimiento de esta patología neurológica, la comunidad científica no deja de hacer ensayos clínicos, quirúrgicos, farmacológicos y comportamentales, para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
No obstante, existe una profunda preocupación por alcanzar la cura definitiva del Alzheimer, pues se estima que, en pocas décadas se convertirá en un padecimiento grave que comprometerá cognitivamente a una parte importante de la sociedad.
Y es que, el asunto va más allá de los síntomas particulares, porque la enfermedad de Alzheimer involucra a la familia y al aparato productivo nacional, y la misma debe ser frenada antes de que se convierta en un problema de salud mundial.
Entre los tipos de tratamiento farmacológicos que se han propuesto con niveles de eficacia científica aceptable están: los de orden farmacológico, los naturales y terapias sociales.
Los tratamientos farmacológicos para el Alzheimer, se dividen en dos grupos. Anticolinesterásicos y los moduladores.
A) Grupo de los anticolinesterásicos
Este fármaco potencia la función colinérgica para mejorar el deterioro de las actividades cognitivas en el individuo.
Ellos son conocidos como:
Los anticolinesterásicos se medican bajo estricto control, por sus efectos secundarios, los cuales, aunque son leves, ameritan atención. Por otro lado, es necesaria una evaluación previa de las funciones cardíacas y de posibles úlceras gástricas o duodenales en el paciente.
Aunque haya efectos secundarios, la eficacia del tratamiento se ha podido comprobar en los cambios favorables de la función cognitiva del paciente, y las mejorías en sus estados de apatía, hiperactividad o psicosis.
B) Grupo Modulador
Estos fármacos se indican con la intención de mejorar el área cognitiva; no obstante, se requieren más estudios para validar su eficacia. Mientras tanto, las pruebas indican que, actúa sobre los procesos de neurotransmisión y neurodegenaración.
Estos moduladores se conocen con el nombre de:
Las investigaciones contra el Alzheimer no se circunscriben a los fármacos. También la ciencia estudia cada día, cuál es el mejor tratamiento para curar el Alzheimer, y con base a las propiedades terapéuticas de algunas plantas o frutos comestibles, se ha demostrado que contribuyen en la mejoría de los síntomas de esta enfermedad.
Entre ellos podemos destacar:
O curcumina, conocido ampliamente en la gastronomía, este producto tiene efectos de protección de las células nerviosas frente a la oxidación producida por la beta-amiloide, y estimula el aumento de los niveles de NSG en el hipocampo.
Las pruebas científicas realizadas a cultivos celulares, indican que protege contra la citotoxicidad estimulada por el glutamato.
Estos alimentos tienen en común inhibir que se formen hilos de beta-amiloide y, de igual forma, se comportan como potentes antioxidantes.
¿A Cuántas personas afecta el Alzheimer? Las estadísticas actualmente resultan asombrosas, pues son más de 40 millones de personas afectadas por esta enfermedad. Además de los altos costes en medicamentos.
Se cree que, las terapias sociales para el Alzheimer van dirigidas en mejorar la calidad de vida de los pacientes. Entre ellas destaca, el bailar, ya que seguir una secuencia de pasos sencillos, mantendrá el cerebro atento a las indicaciones.
Otra opción de terapias sociales es, cantar, tararear compases rítmicos y repetitivos que ayuden a recordar tonos de melodías.