A finales del siglo XIX ya se tenía conocimientos sobre la espina bífida, y en la medida que los diagnósticos se suscitaban, los médicos comprendían cada vez más, que la espina bífida representaba un caso único en cada paciente.
No hay dos personas con espina bífida con las mismas necesidades, sintomatología y niveles de gravedad. Por eso, es que los avances se dan paulatinamente y de acuerdo a cada caso.
Cuando se tiene conocimiento de que un bebé viene con espina bífida, los médicos presentan 3 opciones a los padres:
Aun, cuando se lleve a cabo la operación intrauterina, siempre quedarán secuelas que deben ser atendidas posteriores al parto y durante el desarrollo del bebé.
No es una condición fácil de llevar, pues tiene muchas implicaciones neuronales, físicas y psicológicas que hay que abordar paulatinamente.
Así que, los últimos avances no son solo médicos, sino terapéuticos y psicológicos, pues la espina bífida es una malformación congénita que no tiene cura.
Los avances científicos sobre espina bífida se proponen cada día a experimentar nuevas medidas terapéuticas multidisciplinarias que contribuyan en hallar la mejor forma de tratar esta mal formación congénita que afecta a una parte considerable de la población.
Las áreas de genética, los factores ambientales y las cargas neurológicas son las aristas que se exploran en los nuevos proyectos de investigación sobre la columna bífida.
Expliquemos algunos de estos nuevos proyectos de investigación:
La cirugía intrauterina consiste en reparar en el mayor porcentaje posible, el mielomeningocele. Esta es la forma más severa de espina bífida.
La corrección del mielomeningocele es una cirugía bastante complicada, pues la madre también está implicada en la operación. Se trata de dos operaciones al mismo tiempo.
Las condiciones para la realización de este tipo de cirugía conllevan muchos estudios paraclínicos preoperatorios, fármacos, instrumentos y un personal altamente calificado y experto para este tipo de intervención.
La cirugía intrauterina es de reciente data, y actualmente reduce en gran medida la estadística de morbilidad con respecto a la incidencia de esta enfermedad en las poblaciones, pero no las consecuencias posteriores en tanto desarrollo cognitivo y psicológico del paciente.
Otro proyecto interesante, resulta el del desarrollo motor de los niños con espina bífida, los primeros ensayos arrojan grandes posibilidades de estímulos neurológicos y motores para que el niño logre caminar en sus primeros años de vida.
Este proyecto se extiende a largo plazo, para evaluar la capacidad de socialización de la persona en la adolescencia y el desarrollo de su aprendizaje.
Esta es otra investigación que evalúa a profundidad los efectos negativos de una nutrición baja en vitamina B durante el embarazo, lo cual, se convertiría en un factor que estaría coadyuvando junto a otros factores de riesgo a la malformación del tubo neural.
A partir del año 2005 se viene experimentando con el tratamiento de células madres para regenerar las células muertas o dañadas del tubo neural.
Estas células tienen una alta incidencia en la vejiga e intestinos del paciente, y estos reportan gran mejoría cuando son tratados con células madres.
El tratamiento puede ser administrado por vía venosa o través de la punción lumbar:
Se trata de una inyección intravenosa con los dispositivos requeridos para hacer llegar al torrente sanguíneo una mezcla de suero de la sangre y las células madres. El tratamiento no dura más de 40 minutos y no requiere sedación del paciente.
El número de inyecciones intravenosas dependerá del diagnóstico clínico. Y las dosis en niños menores de 10 años dependerán de su peso corporal.
Este tratamiento dura entre 15 y 20 días y se pueden incorporar al organismo del paciente más de trescientos millones de células madres.
Se trata de un método poco invasivo para extraer células madre de los pacientes. Con esta punción se logra obtener líquido cefalorraquídeo que se repone de forma natural en el cuerpo del paciente.
Además de estos innovadores tratamientos con células madre, la atención al paciente debe ser integral y debe estar dirigida a aplicar las siguientes medidas terapéuticas que contribuirán a la mejoría del paciente, entre ellas tenemos:
Hace tres años, unos padres construyeron un vehículo con ruedas para que su hijo de dos años pudiera desplazarse por toda la casa. Sus padres lo consideran parte de los tratamientos fisioterapéuticos para espina bífida.
Esta ingeniosa construcción, no es más que la inventiva de unos padres preocupados por ayudar a mejorar las condiciones de vida de su hijo, al cual, le resultaba imposible caminar.
Este carro represento un gran avance en el llamado a otros padres e inventores a crear aparatos con los cuales hacer que las actividades diarias de los niños con espina bífida sean más llevadera y cómoda.
Los padres mencionados tenían una alternativa, quedarse sin hacer más por su hijo, o afrontar la situación y atreverse a crear algo que le sirviera a su hijo. De esa coyuntura salió el carrito de ruedas y un sistema para ajustar al bebé, el cual, llamaron "la rana".
Con este aparato, se ha visto mejorada la capacidad de lenguaje y motora de los niños, pues entran en actividad los movimientos de coordinación, velocidad, distancia, instrucciones y, además, los ayuda para poderse mover de un lado para otro.
Después del exitoso reconocimiento del carrito de ruedas la rana, se espera fabricar muchos vehículos de este estilo para donarlos a niños con esta mal formación congénita.
Los recientes avances en genética humana dan algunas pistas para entender la formación de la espina bífida y su temprano control.
Afortunadamente, la inversión para este tipo de investigación proviene de gobiernos centrales e instituciones de investigación científica.
La primera tesis que manejan, es la incidencia genética como factor desencadenante en la formación de la columna bífida. El objetivo es hallar el factor genético que la produce y desincorporarlo de la cadena ADN.
En este orden, otros científicos buscan arduamente cuáles son los genes que están afectando la producción de ácido fólico en la formación de la columna en los fetos, y de allí, su desencadenante en espina bífida.
Los estudios avanzan día a día hacia un mejor monitoreo en la formación del tubo neural, y con ello poder explicar y tratar de manera correcta, el comportamiento de los genes justo en esa etapa de desarrollo embriológico.