Cada día que nos levantamos cuando miramos alrededor vemos edificios, calles, coches… que están pensados para una gran mayoría de población que es capaz de desplazarse, pero hay mucha gente que por diversos motivos no puede hacerlo. Todavía en 2018 el entorno no está adaptado a estas personas que tienen algún tipo de discapacidad física, psíquica o sensorial.
Para entender las necesidades de las personas debemos explorar y entender los diferentes tipos de discapacidad física y así poder hacer más fácil su inserción en el entorno.
La discapacidad física es aquella que impide que las personas se muevan con plena libertad. Esta discapacidad afecta al aparato locomotor, normalmente en las extremidades tanto superiores como inferiores, cuando la musculatura esquelética no se puede mover de forma voluntaria.
Realmente existe una gran variedad de motivos por los que las personas pueden tener una discapacidad. Generalmente suelen darse por un problema en los músculos o en el sistema nervioso y algunas de las causas de estas lesiones vienen por el padecimiento de tumores, EM, infecciones, problemas como la espina bífida, inflamaciones en los tejidos musculares…
Hoy vamos a centrarnos en: las parálisis cerebrales, distrofias musculares, espina bífida, paraplejia, tetraplejia y hemiplejia.
La parálisis cerebral es una enfermedad que produce graves efectos negativos en la psicomotricidad de las personas para moverse y mantener el equilibrio. Por ejemplo: dificultadores y lentitud a la hora de moverse, rigidez… e incluso parálisis completa de la musculatura voluntaria.
Estos trastornos suelen aparecer en los primeros años de vida y no suelen avanzar a peor.
No existe ninguna cura, pero el tratamiento mediante medicinas, aparatos y terapias… mejora las vidas de las personas que la sufren.
Los trastornos que engloba la distrofia muscular provocan que los músculos estén muy débiles y que vayan perdiendo tejido conforme avanza el tiempo. Es una de las causas más frecuentes que provoca discapacidad y existen más de 30 enfermedades hereditarias que se consideran distrofia muscular.
Algunas de sus características son: Tienen un origen genético, el curso es progresivo, son miopatías y no existe cura, pero se pueden controlar y prevenir los síntomas mediante fisioterapia, terapia del habla, dispositivos ortopédicos, medicamentos…
La espina bífida es un tipo de malformación congénita en la que durante el embarazo la columna vertebral y el tubo neuronal no se cierran por completo, y provocan daños en los nervios y en la médula que impiden o dificultan el movimiento de las personas.
La causa principal es la deficiencia de ácido fólico en la madre durante la primera parte del embarazo y el 5% de casos es una causa desconocida. Está comprobado que una persona con espina bífida no tiene por qué tener hijos con la misma enfermedad.
Existen dos tipos de espina bífida: la espina bífida oculta y la espina bífida abierta o quística. La oculta es cuando aparece un pequeño defecto o abertura en una o más vertebras y la abierta o quística es el diagnóstico más grave que se caracteriza por tener un abultamiento en forma de quiste en la zona afectada. Esta última puede ser de varios tipos: meningocele, lipomeningocele y mielomeningocele.
Las paraplejias se deben a una lesión medular en la zona dorsal que incapacita los movimientos de la mitad inferior del cuerpo: piernas y pies. Raras veces afecta a la sexualidad de la persona.
Cuando solamente afecta a una extremidad se llama: monoplejia. Las causas pueden ser traumáticas, mielitis transversa, esclerosis múltiple, tumores, tuberculosis…
Esta enfermedad se debe a una lesión medular cervical en la que se pierde totalmente el movimiento de las extremidades inferiores y hay una pérdida total o parcial de los miembros superiores.
También es conocida como cuadriplejia y algunas de las causas que provocan esta enfermedad son el síndrome de la arteria espinal anterior, la luxación de la articulación atloaxoidea, malformaciones de Arnold Chicari, Meillitis transversa, poliomielitis, espina bífida…
En la actualidad, esta enfermedad es una condición irreversible y no existen intervenciones capaces de tratar esta afección. Pero es de vital importancia que estas personas realicen programas de rehabilitación para minimizar el deterioro.
Es una lesión o alteración del sistema nervioso que produce parálisis en la parte opuesta o contralateral a la dañada. Suele producirse por traumatismos craneoencefálicos, accidentes cerebrovasculares, por algún accidente en la espina dorsal, por tumores cerebrales, EM, encefalitis, meningitis…
En la mayoría de los casos se desconoce su causa exacta, pero esto suele pasar cuando el cerebro se queda sin oxígeno y mueren las neuronas.